LOS PUNTOS CARDINALES DE UNA VIDA ACTIVA

En anteriores capítulos se han ido apuntando diversas recomendaciones específicas para manejarse lo mejor posible con las dificultades que puedan aparecer en el proceso de envejecimiento, pero, al margen de las cuestiones concretas para envejecer activamente, se deben seguir unas pautas mucho más globales, dependientes del estilo de vida de cada persona. En la actualidad, las pruebas de que la nutrición, el ejercicio físico, la actividad mental y la participación social juegan un importante papel en la prevención del deterioro cognitivo y de que reducen el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer son contundentes, por lo que vamos a considerarlos como los cuatro puntos cardinales que guiarán esta propuesta de envejecimiento activo. Además, si estos puntos se controlan adecuadamente también se contribuirá a disminuir el estrés, que es otro de los grandes enemigos de la calidad de vida.

Estudios con animales han aportado pruebas de que los entornos enriquecidos, es decir, los que favorecen el ejercicio físico y la estimulación cognitiva con regularidad, reducen o previenen el declive cognitivo relacionado con la edad. Muchos de estos hallazgos han sido respaldados por estudios en humanos. Por otro lado, los factores de riesgo cardiovascular (diabetes, aterosclerosis, obesidad, tabaquismo y tensión arterial alta) también están implicados en una mayor repercusión del envejecimiento en las capacidades mentales. El ejercicio físico y la nutrición contribuyen, entre otros factores, al control de tales factores de riesgo. La investigación científica sugiere que los factores de riesgo para las alteraciones cardiovasculares también lo son para el deterioro cognitivo. Es decir lo que es malo para el corazón también es malo para el cerebro.

LA NUTRICIÓN

La malnutrición Con la edad, la composición del cuerpo y los recursos de energía van variando, incrementándose el riesgo de problemas de nutrición. La desnutrición no es un efecto secundario al proceso de envejecimiento pueden muchos cambios asociados al proceso de envejecimiento pueden propiciarla.

Factores de riesgo de desnutrición en el envejecimiento

Factores médicos

Pérdida de apetito

Problemas de masticación (por mala dentadura) y/o disfagia (dificultad para tragar)

Pérdida de olfato y gusto

Distintas alteraciones:

Respiratorias (enfisema pulmonar, bronquitis crónica)

Gastrointestinales (problemas de malabsorción)

Neurológicas (demencia, Parkinson, ACV)

Infecciosas (infección urinaria, respiratoria)

Discapacidad física (artritis, artrosis, fracturas)

Cáncer

Efectos secundarios a fármacos o interacciones entre fármacos

Estilo de vida y factores psicosociales

Desconocimiento sobre alimentación y sobre factores nutricionales, así como falta de nociones sobre cocina

Hábitos alimentarios poco saludables y rígidos. Monotonía en la dieta

Disminución en la actividad física

Aislamiento / Soledad

Pobreza

Incapacidad para hacer la compra o para cocinar

Factores psicológicos/mentales