CONDICIONES LA VIDA DE MAYOR EDAD

Una de las principales tendencias a lo largo del siglo XX ha sido el cambio radical en los patrones de enfermedad y muerte. Las enfermedades crónicas y degenerativas sustituyen a las infecciosas y parasitarias. Es un cambio epidemiológico global, más acentuado entre los mayores, en que las enfermedades degenerativas son los principales diagnósticos entre enfermedades y causas de muerte. Las mejores en la industria farmacéutica, la rehabilitación y el sistema sanitario están contribuyendo a un retraso en la discapacidad y la muerte (Abellán y Sancho 2011).

En el ámbito del cuidado y la necesidad de ayuda, los cambios acontecidos durante los últimos años parecen evidenciar una tendencia en el porcentaje de población en situación de dependencia. Según los últimos datos de la Encuesta Nacional de Salud de España (Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 2011), el 34,30 % de las personas mayores necesitan ayuda para su cuidado personal, mientras que en 1993 esta cifra era del 28,53 %. En el caso las personas de 85 y más años, estas cifras aumentan del 70,63 %. en 1993 al 72,36 % en 2011 El aumento de la EV, una mayor supervivencia de las cohortes y una mayor longevidad son algunas de las causas del crecimiento en el número de personas que se encuentran en esta situación, lo que concuerda con lo expuesto en el punto 1.4 del presente trabajo, donde se aprecia cierta expansión de la movilidad (Puga et al, 2014). Esto se corresponde con la existencia de un mayor porcentaje de mujeres que de hombres en estas situaciones, el 76,38 % de las mujeres mayores de 85 años y el 64,86 %de los varones, al ser las mujeres las protagonistas de las cohortes de más edad. La dependencia funcional para el cuidado personal de la población de más años se calcula en la ENSE a través de la capacidad para realizar ocho actividades; tomar medicinas (acordarse de la cantidad y el momento en que deben tomarse); comer (cortar la comida e introducirla en la boca); vestirse, desnudarse y elegir la ropa para ponerse; peinarse (las mujeres) y afeitarse (los hombres); cortarse las uñas de los pies; lavarse la cara y el cuerpo de la cintura para arriba; ducharse y bañarse y quedarse solo durante toda la noche. Se considera que la persona entrevistada presenta dependencia funcional para el cuidado personal si responde “Puede realizarlo con ayuda” o “No puede realizarlo de ninguna manera” al menos a una de las actividades. En total se contabilizan en España casi 3 millones de personas mayores en situación de dependencia funcional. Cerca de 800.000 son mayores de 85 años, (datos en relación con la población de 2011).

En el caso de la necesidad de ayuda para las labores domésticas, los porcentajes se elevan a casi 8 de cada 10 personas de 85 y más años, y a casi 4 personas mayores de 65. Es decir, la gran mayoría de personas de 85 años necesitan ayuda para efectuar las tareas domésticas de su hogar.

La dependencia funcional para las labores domésticas se evalúa a través de la capacidad para realizar 13 actividades, utilizar el teléfono (buscar el número y marcar), comprar comida o ropa, prepararse su propio desayuno, prepararse su propia comida, cortar una , cambiar las sábanas de la cama, lavar ropa ligera a mano, lavar ropa a máquina, limpiar la casa o el piso, (fregar el suelo o barrer), limpiar una mancha del suelo, y coser un botón.

Las cifras de personas en situación de dependencia funcional para la movilidad son similares a las anteriores, el 78,11 % de las personas de 85 y más años y el 37,74 % a 1993, en el 7,81 % en el caso de las personas mayores y en el 9,62 % en el de las personas de 85 y más años. Así, en los últimos 18 años el número de personas de 85 y más años que necesitan ayuda para la movilidad ha aumentado casi en el 10 %.

En el ámbito del cuidado y la necesidad de ayuda, los cambios acontecidos durante los últimos años parecen evidenciar una tendencia ascendente en el porcentaje de población en situación de dependencia.

La dependencia para la movilidad se evalúa a través de la capacidad para realizar seis actividades coger el autobús, metro, taxi, etc. administrarse su propio dinero (pagar recibos, tratar con el banco, firmar cheques) andar (con o sin bastón) levantarse de la cama y acostarse, subir diez escalones y andar durante una hora seguida. Se considera dependencia funcional para la movilidad si la persona entrevistada responde “Puede realizarlo con ayuda” o “No puede realizarlo de ninguna manera” al menos a una de las actividades.

Este incremento de la población de más edad, del aumento de la EV y del consiguiente crecimiento de la población en situación de dependencia, se estima traerá consigo un descenso de la ratio de apoyo familiar. La ratio de apoyo familiar se calcula a partir del número de personas de 45-64 años con respecto a las de 80 y más, suponiendo que las personas de esta franja de edad (45-64) son las potenciales cuidadoras de las octogenarias potenciales personas en situación de dependencia. Esto supondría que la ratio de apoyo familiar pasará del 4,67 en 2014 al 1,14 en 2064 (INE). Es decir por cada persona octogenaria habrá 1,14 personas de entre 45 y 64 años como potenciales cuidadoras en el ámbito familiar. Parece necesaria una revisión de este ratio dado que actualmente un número muy importante de personas de entre 65 y 80 años también asumen tareas de apoyo y cuidados.

Según los datos de THE AGEING REPORT (European Commission 2015), España es el tercer país europeo con mayor ratio de dependencia, calculada en este caso a partir de la cifra de población octogenaria en relación con la población en edad de trabajar (de 15 a 64 años). Es decir, en España, en el periodo 2013-2060, el número personas mayores en relación con las potenciales en el mercado de trabajo supera a la mayor parte de los países de Europa quedando solo por detrás de Portugal y Grecia.

El incremento de la población de más edad, de aumento de la EV y del consiguiente crecimiento de la población en situación de dependencia, se estima traerá consigo un descenso de la ratio de apoyo familiar.