LA DEMENCIA VASCULAR
Generalidades
La demencia vascular es consecuencia de trastornos vasculares cerebrales que provocan la interrupción o llegada deficiente de la sangre, portadora del oxígeno y los nutrientes esenciales para el cerebro. La demencia vascular aumenta potencialmente con la edad.
La demencia vascular puede ser consecuencia de distintas alteraciones circulatorias. Lo más frecuente es que se produzca un bloqueo de pequeños vasos cerebrales dentro del gran sistema de arterias que alimenta al cerebro y que accede a él entrando por la base del cráneo. Estos bloqueos (o isquemias) pueden estar causados por la formación de placas en las paredes interiores de las arterias, o por coágulos de sangre que se han desprendido y que, al encallarse en un punto determinado obstruyen el riego. Los coágulos pueden formarse como consecuencia de alteraciones cardíacas. También pueden existir lesiones por sangrado debido tanto a debilidad en los vasos sanguíneos como a aumento de la presión sanguínea.
El inicio de la demencia vascular puede ser brusco, a partir de un accidente vascular cerebral, pero también puede ser gradual. Cuando su causa principal es una isquemia paulatina se produce un declive gradual de funciones como la memoria, orientación, comportamiento o habla, mientras que si se inicia a partir de un ictus pueden aparecer síntomas importantes desde el principio. El curso o progresión de la enfermedad suele ser fluctuante (a veces se está mejor y a veces peor) y escalonado (después de un bajón se suele mantener bastante estable hasta el siguiente empeoramiento pronunciado).
Las demencias vasculares pueden tener un predominio cortical, un predominio subcortical o pueden ser mixtas en su localización. En las observarse alteraciones cognitivas especificas que predominan sobre otras, como es el caso de los trastornos del lenguaje y visuoespaciales. En general, es la suma de varias lesiones
es lo que se traduce en una demencia.